Israel ha intensificado su ofensiva en la Franja de Gaza con la operación denominada «Carros de Guerra de Gedeón», una acción militar de gran escala cuyo objetivo declarado es desarticular la estructura de Hamas y rescatar a los rehenes israelíes aún en manos del grupo. La ofensiva combina incursiones terrestres con bombardeos aéreos masivos, elevando dramáticamente el saldo de víctimas.
Según informes de la Defensa Civil en Gaza, más de 300 personas han muerto en las últimas 72 horas, de las cuales al menos 146 fallecieron en las últimas 24 horas. Los ataques han afectado múltiples zonas del enclave palestino, incluyendo áreas densamente pobladas donde se han reportado civiles entre los fallecidos.
El Ejército israelí justificó la operación señalando que se trata de una acción decisiva contra la infraestructura militar de Hamas, que según Tel Aviv, utiliza zonas residenciales como escudos humanos. Portavoces del gobierno israelí aseguran que las fuerzas armadas seguirán actuando “con determinación hasta alcanzar todos los objetivos militares y humanitarios”.
En tanto, organizaciones humanitarias han expresado su preocupación por la magnitud de los ataques y el creciente número de víctimas civiles. También se han reportado cortes de electricidad, colapso de hospitales y dificultades para el ingreso de ayuda humanitaria.
La comunidad internacional, aunque dividida, ha instado al cese de hostilidades y a la protección de la población civil, mientras crece la presión diplomática para una solución negociada que permita aliviar el sufrimiento en el enclave.