Los países europeos miembros de la OTAN han dejado en claro que no aceptarán quedar marginados en las negociaciones de paz para Ucrania, luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tomara la iniciativa de conversar con el mandatario ruso, Vladimir Putin, sin consultar previamente a sus aliados.
Reacciones en la OTAN
La noticia de la conversación entre Trump y Putin generó inquietud en Bruselas, donde ministros de Defensa de los 32 países de la OTAN se reunieron para discutir la situación en Ucrania. La jefa de política exterior de la Unión Europea, Kaja Kallas, fue una de las voces más críticas al señalar que “es un acto de apaciguamiento” y que Europa no puede aceptar decisiones que se tomen sin su participación.
Por su parte, el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, cuestionó la posibilidad de que EE. UU. esté ofreciendo concesiones prematuras a Rusia, como una reducción de las aspiraciones de Ucrania de ingresar a la OTAN. «Hubiera sido mejor discutir primero estos temas en la mesa de negociación y no descartarlos de antemano», afirmó.
Europa reclama un lugar en la mesa de negociación
Varios líderes europeos han coincidido en que cualquier acuerdo de paz debe incluir la participación activa de Europa y Ucrania. «Cualquier acuerdo a nuestras espaldas no funcionará. Ucrania y Europa deben ser parte de él», insistió Kallas.
Desde Francia, el ministro de Exteriores Jean-Noel Barrot recordó que anteriores acuerdos de alto el fuego no evitaron la invasión rusa de 2022 y que se necesita una estrategia más firme para garantizar la estabilidad.
Dependencia militar y falta de presión sobre EE. UU.
A pesar del aumento en el gasto militar de los países europeos desde 2022 y su continuo apoyo a Ucrania con armamento y entrenamiento, la dependencia del respaldo militar de Washington sigue siendo un factor clave.
El investigador Bruno Lete advirtió sobre el riesgo de fragmentación dentro de la OTAN. «Occidente comenzó a desmoronarse anoche», afirmó, sugiriendo que las decisiones unilaterales de Trump podrían debilitar la cooperación transatlántica.
Desde los países bálticos, la ministra de Defensa de Lituania, Dovilė Sakaliene, planteó un dilema claro: “O caemos en la ilusión de que Trump y Putin encontrarán una solución para todos nosotros —y eso sería una trampa mortal—, o Europa asume su propia capacidad económica, financiera y militar.”
Con un futuro incierto, la tensión dentro de la OTAN crece, mientras los aliados europeos buscan evitar que la guerra en Ucrania se resuelva sin su voz en la mesa de negociación.