El primer ministro británico, Keir Starmer, anunció su disposición a desplegar tropas en Ucrania como parte de un esfuerzo para fortalecer las garantías de seguridad en el país, en medio del conflicto con Rusia. En un artículo exclusivo publicado en The Telegraph, Starmer enfatizó que el Reino Unido está preparado para asumir un papel de liderazgo en la defensa europea y en la estabilidad regional.
Compromiso británico con Ucrania
Starmer destacó que Londres está dispuesto a brindar «un mayor apoyo para el ejército ucraniano», lo que incluye no solo asistencia militar y financiera, sino la posibilidad de enviar fuerzas de paz británicas si fuera necesario. «Hemos hablado de ello durante demasiado tiempo, y el presidente Trump tiene razón al exigir que nos pongamos manos a la obra», afirmó, refiriéndose a la necesidad de que Europa asuma su propia seguridad sin depender exclusivamente de Estados Unidos.
El anuncio se produce en vísperas de una reunión informal en París con líderes europeos, donde el mandatario británico pretende reforzar su mensaje de unidad en defensa de Ucrania. Además, confirmó que en los próximos días se reunirá con el presidente estadounidense Donald Trump y otros líderes del G7 para abordar temas estratégicos como el control del precio del petróleo y el combate contra bancos que faciliten la evasión de sanciones.
El rol clave del Reino Unido en la seguridad europea
Para Starmer, el papel del Reino Unido es el de puente entre Europa y Estados Unidos, facilitando acuerdos que refuercen la estabilidad global. «Solo Estados Unidos puede disuadir a Putin de atacar nuevamente», declaró, insistiendo en la necesidad de que los países europeos aumenten su gasto en defensa y refuercen su papel dentro de la OTAN.
El primer ministro también advirtió que el fin del conflicto en Ucrania no debe ser visto como una simple tregua, sino como una oportunidad para establecer una paz duradera que impida futuros ataques por parte de Rusia.
El posicionamiento británico, más firme que en ocasiones anteriores, podría marcar un punto de inflexión en la política de defensa europea y en la evolución del conflicto en el este de Europa.