Fundación Academia Diplomática del Perú

La Unión Europea y China celebran 50 años de relaciones diplomáticas en medio de tensiones estratégicas

La Unión Europea (UE) y la República Popular China conmemoran cinco décadas de relaciones diplomáticas formales en un momento de fuerte incertidumbre geopolítica. Lejos de una celebración meramente simbólica, este aniversario pone en el centro del debate el rumbo futuro de una relación marcada tanto por la cooperación económica como por crecientes desacuerdos políticos y estratégicos.

Desde el establecimiento oficial de vínculos diplomáticos en 1975, las relaciones UE-China han evolucionado de una interacción limitada a un entramado comercial e inversor de enorme escala. Hoy, China es el segundo socio comercial de la Unión Europea, mientras que la UE representa el principal socio de importaciones para el gigante asiático.

El volumen del comercio bilateral superó los 850.000 millones de euros en 2024, con sectores clave como automóviles eléctricos, maquinaria industrial, tecnología, textiles y productos agrícolas liderando los intercambios. A ello se suma una creciente cooperación en áreas como transición energética, lucha contra el cambio climático e innovación digital.

No obstante, el contexto actual presenta desafíos importantes. La guerra comercial entre Estados Unidos y China ha forzado a la UE a redefinir sus estrategias de autonomía económica, diversificación de proveedores y fortalecimiento de sus cadenas de valor. Al mismo tiempo, las tensiones por los derechos humanos en Xinjiang, la situación de Hong Kong, el conflicto en el mar de China Meridional y el acercamiento entre Pekín y Moscú han generado roces diplomáticos persistentes con Bruselas.

Josep Borrell, alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, señaló en un comunicado reciente que “China es simultáneamente un socio, un competidor económico y un rival sistémico”, sintetizando el enfoque oficial europeo hacia una relación que combina interdependencia con desconfianza estratégica.

En 2023, la Comisión Europea lanzó su estrategia de “reducción de riesgos” (de-risking) con respecto a China, que busca proteger sectores sensibles como semiconductores, tecnologías críticas y datos industriales, sin romper el diálogo ni cerrar canales económicos.

Pese a estas tensiones, ambas partes han renovado su compromiso de seguir trabajando en áreas de interés común. Con motivo del aniversario, se realizaron actos conmemorativos en Bruselas y Beijing, donde se destacó la necesidad de “gestionar las diferencias y potenciar las convergencias”.

Representantes del sector privado europeo, especialmente en Alemania, Francia e Italia, insisten en mantener una vía pragmática que permita sostener los lazos económicos sin comprometer los principios europeos. China, por su parte, ha ofrecido abrir más sectores a la inversión extranjera y reducir ciertas barreras no arancelarias, aunque Bruselas sigue exigiendo mayor reciprocidad.

En el plano multilateral, la UE y China colaboran en el marco del Acuerdo de París, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los preparativos de la próxima cumbre del G20. Sin embargo, el futuro de esta relación dependerá en gran medida de cómo ambas potencias gestionen los dilemas entre la apertura económica y la defensa de sus valores y modelos políticos.

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